Bajo el argumento de que los reality shows fomentan la vulgaridad y el mal gusto, las autoridades chinas lanzaron una serie de requerimientos que deberán ser acatados para la producción de la segunda temporada del concurso de "talentos" conocido como American Idol.

Cuando Super Voice Girls se estrenó en el 2005, 400 millones de personas veían el programa. Sus participantes eran adolescentes que lucían como Puffy AmiYumi y ansiaban por convertirse en "el próximo ídolo pop".

La polémica no tardó en llegar, se los criticó por un contenido vulgar y que "animaba a los jóvenes a convertirse en celebridades". La propia ex viceministro de cultura, Liu Zhongde, declaró en su momento que el programa predicaba un concepto erróneo de la riqueza y la fama instantánea. Los responsables de la Televisión Central China, así como autoridades culturales y celebridades del país acusaron a Super Voice Girls de falto de creatividad e incluso pidieron al gobierno prohibir el pograma.

Los Happy Boys
Dos años pasaron y es el turno de los muchachos, pero las reglas son diferentes. De por sí el programa no podrá llevar el calificativo "Super" sino que será reemplazado por "Happy". Los participantes no deberán mostrarse polémicos o escandalosos, es decir, nada de lloriquear o mostrarse tristes frente a las cámaras. Además de ser residentes de la parte continental de China, deben llevar corte de pelo, ropa, accesorios, lenguaje y maneras de comportarse en concordancia con los valores de la sociedad.

No habrá lugar para las extravagancias, la vulgaridad ni el mal gusto. Y escuchen esto: deberán limitarse a canciones "sanas, éticamente inspiradoras" y que mantengan un ambiente feliz, por eso los jueces no deberán emitir comentarios duros o humillantes.

Otra cosa que no debe haberle gustado nada a los productores es que su emisión sólo contará con una extensión de dos meses y no cuatro como la edición anterior.

Ahora, si se le quitan esos "contenidos" ya no se tratará de American Idol o de Operación Triunfo, porque justamente son esos ingredientes los que hacen al programa. Participantes escandalosos, sin talento y dispuestos a hacer el ridículo frente a millones de personas. Acá también podríamos exigir que se cumplan algunas pautas, por empezar con el jurado. Que tenga ética, oído, buen gusto y que no se rijan bajo el propósito de encontrar al próximo Alejandro Sanz.

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Publicado por Andy grey, segunda-feira, abril 09, 2007